15.10.12

Las Meninas de Goya, grabado del año 1778

La pasión que tenía Francisco de Goya por Velázquez era conocida e inmensa, pues reconocía en él una manera de pintar nobles y reyes que no era la simple copia de unos rostros con los añadidos de unos vestidos reales, sino que Velázquez había convertido los cuadros en ambientes, en pequeñas o grandes historias, en donde lo que envolvía la obra era muchas veces tan importante o más que la propia figura de la realeza.

En el año 1778, Goya creo una serie de grabados que reproducían la colección de obras de Velázquez, de sus retratos reales o de sus séquitos, y entre ellos una copia de Las Meninas, considerada como una obra única.
Goya supo captar bien la mirada de la infanta, pero al pasar al blanco y negro y a la técnica del grabado, se pierde en la obra gran parte de su profundidad, de su dramatismo de conjunto. Queda inevitablemente plana la estampa y de alguna manera el propio Goya se percató de que era imposible reproducir la obra de Velázquez con grabados, pues aquella colección de 21 aguafuertes quedó suspendida tras solo 11 grabados publicados.
Es una obra considera grande, de unos 30 x 40 centímetros, al aguafuerte, punta seca, ruleta, y aguatinta.